Las lluvias orográficas

La Cordillera de los Andes actúa como una barrera que regula la llegada de los vientos húmedos provenientes de los océanos Atlántico y Pacífico. Los cordones montañosos son, además, factores importantes en la aparición de las llamadas lluvias orográficas. Este fenómeno se observa, principalmente, en las Sierras Subandinas y en los Andes Patagónicos.

En el primer caso, Las Sierras Subandinas forman una barrera que detiene los vientos húmedos provenientes del anticiclón del océano Atlántico Sur. Al encontrarse con ellas, los vientos se elevan y se enfría, lo que resulta en la aparición de dos líneas de condensación y de precipitación: la primera entre los 1000 y los 2500 metros y la segunda entre los 4500 y los 5000 metros. Luego de descargar su humedad, el viento continúa su marcha hacia el oeste y desciende sobre la ladera occidental de las Sierras. En esta zona, el viento, recalentado, provoca algunas lluvias concentradas en los bordes de la Puna y los bolsones serranos.

En el caso de los Andes Patagónicos el mecanismo es similar. Los vientos húmedos de anticiclón del Pacífico Sur se encuentran con el macizo andino y se elevan, provocando lluvias del lado chileno. En el territorio argentino, la presencia de los valles transversales andinos facilita la entrada de estos vientos, que provocan lluvias sobre las laderas de los Andes Patagónicos. Una vez descargada toda su humedad, recorren prácticamente secos la Patagonia extrandina.